Esta semana, el estudio de arquitectura danés Cobe ha anunciado la inauguración del Parque de la Ópera de Copenhague. El proyecto es una transformación única de una antigua isla industrial de 21.500 metros cuadrados en un espacio público. Adyacente a la Ópera Real Danesa, en el puerto de Copenhague, el Parque de la Ópera es un nuevo espacio urbano de recreo diseñado también para abordar problemas como el declive de la biodiversidad y las necesidades de gestión del agua. La Fundación A.P. Møller adjudicó a Cobe el proyecto tras un concurso celebrado en 2019.
El parque cuadrado se centra en un "invernadero" de forma orgánica y 680 metros cuadrados de superficie, rematado con un tejado plantado. El paisaje integra 223 especies vegetales que incluyen 628 árboles, 80.000 plantas herbáceas perennes y arbustos, y 40.000 plantas bulbosas, en seis tipos de jardines y ecologías forestales que se encuentran en diversas partes del mundo: el Bosque Norteamericano, el Bosque Danés de Robles, el Bosque Nórdico, el Jardín Oriental, el Jardín Inglés y el Jardín Subtropical. La diversidad de especies vegetales crea un entorno atractivo para que pájaros e insectos encuentren alimento y refugio. Los árboles y las plantaciones protegen también de los fuertes vientos procedentes del mar para aumentar la comodidad de los usuarios del parque.
Caminos serpenteantes unen los jardines con el invernadero central, que está programado con una cafetería y una zona central abierta que cuenta con un jardín y da acceso al aparcamiento bajo rasante. El edificio presenta una fachada curva de cristal que soporta estructuralmente un tejado de tal forma que parece flotar sobre el paisaje. El techo interior es de madera perforada con iluminación y claraboyas circulares que inundan el invernadero de luz natural, de modo que el tejado parece más poroso que sólido.
Una pasarela cerrada unida a la contigua Ópera Real Danesa es uno de los tres puentes que conectan el parque con tierra firme. La pasarela también cuenta con cristal curvado y un techo flotante como el del invernadero. El puente y el parque están elevados para proteger el proyecto contra las inundaciones y la subida del nivel del agua. Para una gestión eficiente del agua, el parque está diseñado para integrarse con la vecina Ópera. El agua de lluvia se canaliza desde el tejado del edificio de la Ópera hasta depósitos subterráneos utilizados para el riego de los invernaderos. Los caminos dentro del parque también están diseñados con una superficie de grava permeable, de modo que el exceso de agua de lluvia se recoge en lechos pluviales para su infiltración y evaporación. Los tejados verdes del puente ajardinado y del invernadero captan y retrasan el vertido del agua de lluvia al lugar, al tiempo que sirven de fuente de alimento para la fauna del parque.